lunes, 30 de diciembre de 2013

Dinero


Dinero
De Giancarlo Melini


Dinero (del latín denarius, denario, moneda romana). 

Quizás la institución más influyente y menos cuestionada en la historia registrada de la humanidad. El hombre, como ser racional, se ve obligado a tomar decisiones constantemente a manera de utilizar sus recursos de la forma más eficiente posible -económicamente. Por lo tanto, la economía domina virtualmente todos los aspectos de la vida humana, y el dinero es su herramienta por excelencia. Pero, ¿qué es? ¿cómo funciona? ¿por qué lo usamos? ¿de dónde se origina?

El dinero es definido de diferentes formas. El diccionario de la RAE lo define como 8. m. Econ. Medio de cambio de curso legal”. Someramente, el dinero es todo medio de intercambio común y generalmente aceptado por una sociedad que es usado para el pago de bienes de cualquier tipo. Lo anterior quiere decir que el dinero obtiene su valor por el acuerdo colectivo que tiene toda la población de aceptarlo a cambio de bienes con valor real, es un contrato social. Algunos lo definen como una simple herramienta de intercambio, aunque esa definición es muy ideólogica ya que se apega exclusivamente a analizarlo según su uso y no sus efectos. Economistas de diversas escuelas no se aventuran a indagar sobre su verdadera naturaleza y los efectos palpables -y nocivos- que éste tiene sobre el funcionamiento del mundo.

Históricamente, se cree que el dinero se originó inicialmente en la revolución neolítica. Cuando el ser humano descubrió la agricultura hace alrededor de 10 mil años, adquirió la capacidad de asentarse en lugares fijos, dejando de necesitar viajar para abastecerse de recursos. La proliferación de pueblos y ciudades permitió desarrollar otras habilidades técnicas que posteriormente se tradujeron en la producción de exceso de bienes y una mayor variedad de los mismos. Por consiguiente -y para facilitar la armónica convivencia- se formó un marco legal y se conceptualizó el derecho de propiedad -aunque no el moderno que conocemos ahora. Dada la necesidad de intercambiar la abundante variedad de bienes y servicios, se creó una vía de intercambio estándar que representaba el valor de diferentes objetos. Este medio variaba según el tiempo y el espacio, pero el más usado universalmente fueron el oro y la plata.

El dinero como tal debe reunir varias características para ser funcional en una economía de mercados. El oro y la plata eran útiles porque reunían las cualidades de la escasez, la durabilidad, la uniformidad, la divisibilidad y la movilidad. Las economías modernas ya no encuentran funcional el estándar del oro para respaldar la moneda en virtud de que se necesita que ésta se pueda inflar para cubrir las demandas de un mercado creciente. Por ejemplo, si el oro es limitado y muy pocas personas lo tienen, sólo ellas podrían ejercer el comercio. Por otro lado, la moneda fiduciaria -que se utiliza actualmente- puede inflarse, es decir, imprimirse o producirse virtualmente sin límites a voluntad de los mercados, los bancos, y todos aquellos que interfieren en el proceso de creación del dinero -los gobiernos, únicamente respaldadas por la deuda. Dinero equivalente a deuda.

Los efectos que en la actualidad provoca la utilización del dinero son dañinos para la supervivencia de la humanidad, contraproducentes para su correcto desarrollo e innecesarios en virtud del actual estado de la teconología y la óptima producción que se ha alcanzado gracias sus avances. Ya que los mercados sólo distribuyen recursos donde hay poder adquisitivo, y no donde hay necesidad, se puede observar altos índices de pobreza y desigualdad en el mundo. Un claro ejemplo de la utilización abusiva del dinero, es que por primera vez en la historia del mundo una región padece una pandemia de obesidad mórbida mientras que otras sufren de hambrunas masivas. Es también la utilización del dinero como mecanismo de distribución lo que permite que actualmente se desperdicie aproximadamente un tercio de toda la comida que se produce mientras existen mil millones de personas en condiciones de pobreza.  

La utilización de dinero como medida de éxito tambén es una muestra clara de un desorden en el sistema de valores. Las personas en la actualidad son valoradas según su capacidad de acumular dinero y proveer materialmente. La superficialidad provocada por la forma que los mercados distribuyen los recursos es tal, que se juzga a la gente según la marca del automóvil que conduce, o a que prestigioso destino turístico se dirigirá en sus próximas vacaciones. Y lo más frustrante de lo anterior es que la utilización de dinero mezclado con una economía capitalista basada en la desigualdad, signifca que sólo unos pocos podrán llegar a tener lo que la sociedad exige como modelo de éxito. Como lo dijo Eduardo Galeano, vivimos un mundo donde los placeres de la vida se les ofrecen a muchos pero se les entregan a pocos.

El incentivo para la utilización del dinero como mecanismo de asignación de recursos persiste, pero afortunadamente éste no es compatible con el estado actual de la tecnología, y será cada vez más dañino conforme ésta siga avanzando y la automatización erradique cada vez más plazas laborales. Lo mejor que podemos hacer es empezar a valorar otras cosas, como nuestro tiempo, nuestros amigos y la cosas que el dinero simplemente no puede comprar.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Crowdsourcing

Crowdsourcing
by Giancarlo Melini

The individual vs. the collective, an antagonism that has caught the attention of many philosophers for centuries. Is it the individual that shapes society, or is it society that shapes the individual? and to what extent? I consider it is a topic worth to examine since the introduction of a new and global game changer in the equation: the internet. 

Crowdsourcing, a term that has been heard a lot lately, is a mechanism that has recently been applied on a mass scale in the Internet to elaborate several sorts of projects, from films and music, to scientific research and books. This phenomenon has made possible the realization of thousands -if not millions- of initiatives that otherwise wouldn't have happened. But, what is crowdsourcing? how does it work? what are the values it is based upon?

Crowdsourcing is the process of connecting people via the Internet in order for them to share their knowledge, expertise, resoruces or time. The concept itself is not new, the whole existence of humanity is based on association or collaboration between individuals to collectively achieve specific goals that would be impossible for one single person to reach. Establishment economics associate this voluntary cooperation with the profit incentive, meaning that people only help each other if it is on their own best self interest to do so, and of course, a reward is offered. Modern anthropological studies have shown that this may not be the case, people just want to help each other and contribute to a higher purpose without expecting something in return. We, as humans, certainly understand that helping each other is a better way to achieve the best life possible for everyone, and that relying on the crowd or the collective is not a bad idea at all. Recognizing that we are all somehow interconected, that we depend on each other for survival, lets us arrive to the only logical and functional paradigm: seeking solutions to problems from a collective perspective instead of an individualistic one.



The internet has been like an injection of steroids to the crowdsourcing concept, by becoming an efficient way to communicate, hence solve problems online and producing things by connecting and relying on other people that otherwise we wouldn't have had contact with, plus, the potential support of massive armies of people -and experts- willing to help.

So, how does crowdsourcing operate? It has 4 basic mechanisms:

1) The first enables people to find qualified workers, experts or experienced subjects in specific matters. They simply post the project/initiative and interested people subscribe to it, simplifying the process of seeking suitable or ideal people for a determined task.

2) Allows to ask the crowd help find the solutions to certain problems. Amongst the crowd could be people that have the necessary special skills or knowledge, and depending on the nature of the cause, help could even arrive without a price tag.

3) Crowdsourcing is a way to acumulate and organize knowledge from different sources. It allows to make massive compilations of information in a way that is easier to understand and ready to access for more people. 

4) It functions as an efficient manner to gather opinions and feedback from virtually unlimited sources, helping to shape the initiative or project in concern.

Crowdsourcing can be used by governments, corporations, any sorts of groups or associations, and even individuals. Kickstarter (crowdfunding) is a site that demonstrates the crowsourcing working in practice. It presents to the public an enormous amount of projects initiated by groups or individuals, and the public decides which one of them to finance in order to see it become a reality. Sometimes there is a reward for the supporter, but in many cases peole give money without expecting something in return, they just do it just because they subscribe to the cause and want it to happen. Another great example of crowdsourcing in action is Wikipedia (gathering, distribuion and access of knowledge), the largest encyclopedia in the history of the world, and it's free! The users can create, edit and discuss articles about almost anything, and the result is a massive source of universal knowledge compiled and constatly updated for everyone to access. Millions of people contribute daily to keep this site operating. The reliability of the content on this site is gradually rising, to the point that is comparable to other encyclopedias such as the Britannica, which is extremely expensive and not everyone has access to it, plus with dozens if not hundreds of times the amount of information. 

The most important aspect of crowdsourcing is the values it is based upon. It recognizes that the capacities of the individual are very limited compared to those of the collective. After all, every individual is or has been part of a commune or group that shaped his/her worldview. There have been many achivements made by individuals, but even those wouldn't have been possible if those individuals hadn't have the exposure to the collective knowledge and the work made by others. As Isaac Newton once said: If I have seen further it's because I stood in the shoulders of giants.  

Working together as a unity, sharing our knowledge and skills and cooperatively tracing the lines to a better future, we could rise civilization to state never imagined by our ancestors. Switching from competition to cooperation, from charity to solidarity and hierachy to horizontal relations, we could entirely change the face of humanity, and crowdsourcing is a magnificent way to start. We must learn to trust others, and be trustworthy to others too.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Desigualdad Sistémica

Desigualdad sistémica
de Giancarlo Melini

“La desigualdad es el origen de todos los movimientos locales.” – Leonardo Da Vinci.

Da Vinci acierta categóricamente al aseverar que la desigualdad, el trato no equitativo y/o la dispareja distribución de recursos son motivos de estallido social a lo largo del tiempo y del espacio, aunque no sólo a nivel local, sino regional o inclusive global. La población sólo puede soportar ser tratada injustamente por un tiempo limitado, despertando después sentimientos revolucionarios al estilo de las insurgencias francesa o bolchevique. La desigualdad simplemente no es una condición natural -al menos no la que es acentuada por una estructura organizacional creada por el hombre-, y está científicamente comprobado que incluso los animales y los bebés tienen un sentido de justicia; saben identificar cuando existe un trato injusto, cuando hay diferente recompensa por igual trabajo.

Para distribuir riqueza y fomentar la eficiencia económica, las sociedades modernas se basan en la desigualdad, como bien lo puntualiza el economista Arthur Melvin Okun en su paper Equality and Efficiency: the big tradeoff. Pero, ¿de qué sirve un sistema económico si su visión de progreso significa bienestar para pocos y malestar para muchos? ¿No debería un sistema económico administrar recursos en función de la felicidad de todos? Aparentemente no. Aun cuando estudios demuestran que la desigualdad económica es extremadamente dañina para el individuo y la colectividad, quienes no solo han aprendido a darla por sentado -patológicamente por supuesto-, sino a esperar que quienes se llevan la peor parte de ella se muestren agradecidos, “privilegiados”, “dichosos” porque se les da una mísera oportunidad de ser parte del sistema de producción. Así opera este sistema, este paradigma, y es realmente escalofriante. Bien dijo Jiddu Krishnamurti que no es medida de salud el estar bien ajustado a una sociedad profundamente enferma.

Distribución de la riqueza global

Coloquialmente es muy común escuchar a personas que ostentan poder económico, o que de alguna forma se encuentran en una posición de autoridad sobre otros en la esfera laboral, decir: estos ingratos, se les da trabajo y no agradecen. En las sociedades actuales se tiene la idea de que darle empleo a alguien, facilitarle acceso para que produzca lo que necesita, es un favor, un privilegio. No solo se está obligado a trabajar para ser un individuo "productivo", a comprar el derecho a existir, sino a vivir bajo el constante estrés de que el trabajo o las habilidades que se tienen no sean económicamente relevantes para el mercado, lo que automáticamente crea un sistema inestable y violento. Nadie se detiene a pensar que estructuralmente las sociedades -especialmente las subdesarrolladas- operan bajo el paradigma de la desigualdad estructural, en el que quienes poseen como único medio de producción su propio trabajo tienen que someterse “forcivoluntariamente” al mando de alguien más para obtener acceso a los recursos esenciales que le permitan sobrevivir -no vivir-. Eso es violencia estructural. Gandhi una vez dijo que la pobreza es la peor forma de violencia. De esa cuenta, no es casualidad que, salvo algunas excepciones, las sociedades más pobres también sean las más desiguales.

Hay muchos que no son conscientes de la situación extremadamente privilegiada en la que viven. No asimilan el porqué de la abundancia de pocos y la escasez de muchos; y en algunos casos hasta se tiene la audacia de intentar explicar esa dificultad de la humanidad con la fallida teoría del darwinismo social: “El mundo es de los más astutos; cada quién tiene lo que se merece de acuerdo a su actitud y aptitud”. Es una atrofia perceptiva el no tomar en cuenta la evidente diferencia de recursos con los que cada individuo comienza a competir en esta carrera que se llama vida. No es psicológicamente saludable el vivir en un sistema socioeconómico que recompensa a los “ganadores” con la capacidad de poder alimentar a sus perros mejor de los que los “perdedores” pueden alimentar a sus hijos.

Aquellas personas que están condenadas a servir también tienen aspiraciones, ilusiones, deseos, sentimientos, también son personas como quienes tienen mucho pero nada han pagado -con trabajo, con esfuerzo-. Ese mesero anónimo, ese guardián invisible, esa mucama cuyo trabajo es imperceptible, ese conserje al que nadie ve a los ojos, ese campesino arduamente trabajador cuya labor se da por sentado, son todos víctimas de un sistema basado en la ventaja diferencial, en el sacrificio de las mayorías para la comodidad de las minorías. Y lo más triste es que nadie siquiera lo nota, es algo que se da por hecho, así es la vida. Por el contrario, se espera que estos sirvientes estén agradecidos porque quienes se encuentran en una posición superior -tomando decisiones que en muchos casos los afectan a ellos- les dieron la “misericordiosa” oportunidad de ganarse unos centavos para malnutrirse a sí mismos y a sus familias. Situaciones que recuerdan al poema Los Nadie de Eduardo Galeano. 

El paradigma socioeconómico convierte a toda la población ya sea en servidos o en sirvientes, y se espera que los últimos se muestren agradecidos porque se les dio la “magnánima" oportunidad de dejarlo servir a otro -al darle empleo-. Esa disparidad económica inherente en el sistema no solo permite, sino que fomenta la posibilidad de poder exigir a una persona (sirviente) que exponga su integridad física, su propia vida, para proteger la propiedad, las posesiones materiales, de otra que tiene dinero para comprarlo. ¿Acaso no es eso enfermo? ¿Acaso no es esa la máxima herramienta de control sobre la vida de una persona? La desigualdad moderna hace que ahora no se posean los esclavos, sino que se renten. Cada vez que un guardia de seguridad pasa días en condiciones comprometedoras para garantizar la integridad material de los bienes de otra, se le está esclavizando, y lo peor es que no es por la fuerza, sino por la “propia voluntad” del sometido. Si el que se encuentra en desventaja se encuentra en esa posición, es porque así quiere o así lo merece.

El autor de esta entrada tampoco se exceptúa de esta regla. Yo reconozco y soy consciente de que soy un individuo extremadamente privilegiado, casi todo lo que soy y tengo es derivado del azar, de la casualidad de haber nacido en un entorno que puso a mi alcance todas las herramientas para ser la persona medianamente educada y cómoda que soy. Aun cuando he estado en posición de sirviente en algunas ocasiones, la gran mayoría de mi vida he sido servido por otros. Lastimosamente, ese no es el caso para la mayoría, y es algo que es imperativo cambiar. La desigualdad económica está estrechamente ligada con la movilidad social. Es por ello que vale la pena observar a sociedades que han logrado reducir lo máximo posible -que permite este sistema basado en la escasez- la desigualdad y la inequidad.

El reto radica en determinar acertadamente cómo erradicar la desigualdad; los mercados -laissez faire- definitivamente no son la vía. Incluso existe un consenso entre las más populares escuelas de economía que los mercados por sí mismos son propulsores de la desigualdad -contrario a lo que ingenuamente creía Adam Smith, padre de la economía moderna-, porque “económicamente” la disparidad es más eficaz, como se mencionó anteriormente. Para algunos, la desigualdad es inclusive algo beneficioso, ya que “motiva” a los que están abajo a superarse para alcanzar la posición de los que están arriba, y los que están arriba también se superan porque no quieren ser alcanzados. Ojalá fuera así, por lo menos, ya que en alguna medida habría progreso para todos. Sin embargo, empíricamente se observa que la estrategia que utilizan los que están en posiciones privilegiadas para no ser alcanzados, no es superarse, sino evitar en la mayor medida de lo posible que se superen los de abajo, mantenerlos en condiciones desventajosas para poder manipularlos económicamente. Los mercados, por su naturaleza, no pueden superar ese problema, ya que su función inherente no es promover bienestar, sino lucro, y si éste último se obtiene de mantener una ventaja diferencial sobre los demás, es ovbio lo que sucederá.

Existen varias alternativas a esta forma de organización social, la cual gradualmente se superará a sí misma porque sus valores son insostenibles y contrarios a sí mismos. Es por ello que debemos estar preparados intelectualmente para saber qué camino tomar cuando el sistema finalmente colapse. 

jueves, 3 de octubre de 2013

Memento mori

Memento mori
De Giancarlo Melini

Nacés en el seno de la familia más adorable. Tu infancia es de ensueño y lo único que tenés que hacer es jugar y estudiar. En tu mesa jamás falta un plato de la comida más nutritiva y deliciosa, la que constantemente comés a regañadientes. Tenés muchos amigos y presumís con ellos los juguetes más costosos. Entrás a la primaria y tenés acceso a los mejores recursos tecnológicos para aprender. Siempre sos un alumno destacado, nunca faltás en el cuadro de honor. Sos el chavo más popular y te lo pasás en fiestas de quince años en los hoteles más lujosos. La secundaria es pan comido para vos y nuevamente tus notas reflejan lo dedicado que sos. Te graduás para convertirte en el orgullo de tu familia. Te admiten en la universidad más prestigiosa y costosa del país. Estudiás la carrera que siempre quisiste y seguís siendo un estudiante sobresaliente. Conseguís un lucrativo primer trabajo producto de tus relaciones familiares y sociales. Tenés la novia más bonita de la U y te convertís en la envidia de tu círculo social. Viajás constantemente, tus paseos internacionales son algo ordinario. No escatimás en gastos para adquirir los productos más inútiles de las marcas más prestigiosas, y ostentarlos ante quienes ni siquiera te caen bien. Te graduás de la universidad con honores y te convertís en un profesional con futuro brillante. Conseguís beca para estudiar una maestría en una prestigiosa universidad europea, así conocés el mundo. Tu familia y amigos ven la estrella en ascenso que sos. Regresás a encontrar un mar de oportunidades, las cuales no desaprovechás. Te colocás en un puesto de alta jerarquía en una afamada empresa de tu familia o amigos. Conocés a la mujer de tus sueños, es hermosa. Tenés una boda que no tiene nada que envidiarle a las más pintorescas de la escena hollywoodense. Tus varios cientos de invitados saben que estás destinado a ser el hombre más feliz del mundo. Te mudás a la casa que todo mundo aspira a tener, en uno de los más prestigiosos sectores de la ciudad. Tenés todo a tu favor para iniciar una familia y satisfacerles hasta los más excéntricos caprichos. Tus hijos son sanos y simpáticos, son la familia “ideal”. A ellos les das la mejor vida que el dinero puede comprar y todos se convierten en personas de “éxito”, teniendo un camino todavía más fácil que el tuyo. Vos y tu esposa envejecen juntos y felices, “cuando llegue a esa edad quiero ser como ellos” dicen todos. Tus nietos son otra camada de divinas criaturas, son “gente bien”. El mundo es tuyo, te lo podés comer si querés. En el transcurso de tu vida amasás una inmensa fortuna material, vas a dejar a tu descendencia un harto legado. Creés ser feliz, más bien, sos feliz. Y durante todo ese tiempo y hasta en tu último aliento… memento mori. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

La paradoja de la felicidad

La paradoja de la felicidad
de Giancarlo Melini

La siguiente es una traducción al español de mi entrada original The paradox of happiness.

Una encuesta realizada recientemente indicó que los países más felices en el mundo -sorpresivamente- son los latinoamericanos. Aun cuando la certeza, precisión y validez de esta clase de “estudios” son cuestionables, sigue siendo un tema muy interesante para analizar. No obstante que las razones o factores que inciden en tan inesperado resultado no están detalladas, se deben considerar una significativa cantidad de variables, como se explicará más adelante. Otro hecho bastante raro es que los índices de suicidio -per cápita- son mucho más altos en los países industrializados, desarrollados, ricos y educados. Pocos estudios psicológicos se han hecho con respecto a este extraño fenómeno, y ellos muestran resultados intrigantes, y que son difíciles de imaginar para quienes vivien en países tercermundistas.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué es que la gente que vive en sociedades pobres, violentas, desiguales, sin educación, poco saludables y corruptas es más feliz? ¿Por qué los ciudadanos que viven en abundancia, seguridad, salud y riqueza son más propensos a cometer suicidio y vivir miserablemente?

Es un tema muy complicado porque todos estamos condicionados a pensar que la felicidad significa abundancia material, ergo los ricos deben ser felices ¿verdad? ¡No! En la realidad ese no es el caso. Por favor tomar en consideración que esta entrada no la escribe un experto en ciencias del comportamiento, solo se extraen conclusiones del propio conocimiento y experiencias.

Para empezar se tratará el tema desde la perspectiva de Latinoamérica. Para entender el porqué del alto índice de felicidad en este continente, se deben considerar varios factores. A continuacón se analizan las tres más trascendentes.

Primero, aun cuando hay altos índices de desigualdad, pobreza, violencia y privación en esta región, la vida familiar todavía es muy importante en la cultura latina. En los países industrializados, la mayor aspiración de los jóvenes es emanciparse y vivir solos lo antes posible. Una cultura en la que se vive solo puede causar un nivel bajo de alegría debido a que los humanos somos seres sociales; la soledad simplemente no es una condición natural. Por otro lado, los latinos comúnmente viven con sus familias, y dejan sus hogares sí y solo sí están listos para iniciar otra familia, así que el individuo está siempre rodeado por la compañía de sus seres queridos. 

Segundo, es probablemente la causa más importante, es una hipótesis mucho menos romántica. Las personas ignorantes, que no entienden nada acerca de su entorno y no tienen una acertada noción de la realidad, una minúscula idea de cómo funciona el mundo, tienden a engañarse a sí mismos y colocarse en un estado mental que se le puede llamar felicidad inocente, infantil inclusive. Es por ello que tienden a describirse a sí mismos como “satisfechos” con las condiciones que les rodean. Así es la vida o la vida es dura, tristemente piensan. Contrariamente, las personas educadas e inteligentes son mucho más conscientes del funcionamiento de su entorno, están anuentes del comportamiento aberrante que se replica alrededor del mundo, y por lo tanto encuentran muy difícil describirse a sí mismos como “felices”, más cuando ellos mismos y/o la gente que interactúa con ellos vive en constante sufrimiento y dolor; saben que la vida no tiene por qué ser complicada, la dificultad de la vida es un producto enteramente de la forma ineficiente en la que el ser humano se organiza y administra sus recursos. Debido a que la gente en Latinoamérica es en promedio mucho menos educada, es una posibilidad que su ingenuidad es lo que los lleva a “encontrar la felicidad”. La gente ignorante e ingenua vive en una burbuja que los protege de entender las atrocidades del mundo real, bastante complicado y cruel. Así que dentro de este paradigma se le debe dar crédito a George Orwell, cuando en su novela 1984 escribió: “la ignorancia es fuerza”, lema fundamental del INGSOC.

Tercero, estando íntimamente ligada con la ingenuidad, la religiosidad es un factor clave en la "felicidad" de las personas en países subdesarrollados. Es común oir que las personas ateas no son felices -extremo que no ha sido categóricamente probado- mientras que las personas religiosas se "llenan de gracia" y viven una vida "placentera". Marx dijo una vez que la religión es el opio de los pueblos, y al parecer estaba bastante acertado, ya que actúan como un atrofiante mental. Las religiones se usan como una especie de droga sedante, aturde los sentidos de las personas y no las deja apreciar claramente la realidad, que es mucho más complicada de lo que el dogma religioso pretende aclarar. Buscar las respuestas de un universo complejo en mitos de entes sobrenaturales actúa como un calmante muy efectivo para los ignorantes, que en muchos casos no pueden -o no quieren- buscar la verdad, que por cierto no es tan idílica como la ilustran un libros místicos escritos hace miles de años por nómadas del desierto que no tenían ni la más mínima idea de la aplicación del método científico como mecanismo de averiguación de la verdad. Para ahondar más en este tema se recomiendan los libros The god delusion de Richard Dawkins y The demon-haunted world de Carl Sagan.

Ahora, abordando el tema de los altos índices de suicidio en los países desarrollados: Se puede entender que la inclinación a cometer suicidio es principalmente causada por las razones siguientes:

1) En una sociedad donde satisfacer las necesidades más básicas está prácticamente dado por hecho, las personas tienen mucho más tiempo y libertad para preocuparse por cosas no tan importantes, inclusive simples o minúsculas en la mayoría casos. Problemas amorosos, sociales o ligeros desajustes financieros, por ejemplo. En un país industrializado, aun cuando el individuo no tienen un ingreso económico, la posibilidad de que se muera de hambre o termine en la calle es inexistente -aunque esto está cambiando, tristemente-, ya que el sistema socio-económico provee toda una red de seguridad social que previene que eso suceda, y que además garantiza -o pretende hacerlo- el bienestar de cada ciudadano (los países Escandinavos y Alemania son un buen ejemplo). Debido a lo anterior, el miedo que tiene la gente sobre qué hacer para sobrevivir es reemplazado por preocupaciones como qué tanto dinero ganan en comparación con sus vecinos, el status social les da la marca del automóvil que conducen, que harán para hacer el próximo pago de la hipoteca de su casa de tres habitaciones, o como costearán sus próximas vacaciones a Disneyland. En contraste, la gente en países subdesarrollados es agradecida y afortunado por el simple hecho de que sigue viva, y de que tiene otro día para disfrutar con su querida familia y amigos; o se llena de alegría porque tiene un poco de comida para alimentar a sus cinco hijos. Los pobres tienen la extraordinaria habilidad de extraer felicidad de las cosas más simples de la vida, y eso realmente los hace más ricos. El rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita. 

2) El ser humano es social y empático, necesita y le gusta relacionarse con otras personas que comparten sus ideas, sentimientos, pensamientos y estilos de vida. Otros estudios han demostrado que los países Nórdicos están entre los más felices del mundo, pero paradójicamente también tienen altos índices de suicidio per cápita. Una posible hipótesis sobre esto es que en esos países, cuando una persona se encuentra en una situación de dificultad, de depresión, de infelicidad, se siente extremadamente sola porque no hay empatía, ya que quienes están a su alrededor son felices. No tener a nadie con quien equipararse/relacionarse puede ser bastante dañino, y ver que todos alrededor son felices excepto uno mismo podría aumentar la ansiedad, lo que se puede constituir en un motivo bastante válido para cometer suicidio. En los países subdesarrollados la situación es muy diferente, ya que cuando la gente está viviendo momentos muy dolorosos, lo único que tiene que hacer es observar a su alrededor para encontrar gente que está en las mismas o en peores condiciones. La capacidad de poder compararse y crear un vínculo con otros que están en situaciones similares es lo que ayuda a la gente a sobrellevar la miseria y en consecuencia superar el deseo de cometer suicidio. Es mejor estar triste acompañado, que triste en soledad.

Así que la paradoja de la felicidad es un tema en extremo interesante y ojalá que eventualmente experimentados sociólogos, psicólogos y antropólogos indaguen más en esta materia, y de esa forma sea más fácil para todos comprender la verdadera raíz de la felicidad. Mientras tanto, se les desea que vivan felices para siempre…

martes, 24 de septiembre de 2013

Does wealth distort morals?

Does wealth distort morals?
by Giancarlo Melini



It is a common assumption that money corrupts people, even that “money is the root of all evil”, but to which extent is that actually true?

Many studies have been conducted regarding this matter, since it is important from an anthropological point of view, to understand how the socioeconomic system -specially the monetary system- affects the behavior of people and shapes their moral compass. The results have been extremely interesting, as explained further. The current economic model encourages people to pursue success trough the acquisition of property, competition and status recognition. Despite several studies indicating that money is only related to happiness to a very limited extent, the media keeps telling us that material abundance is the way to achieve true happiness. 

Because becoming rich is what this system puts on a pedestal, it is important to analize the psychologial impact that wealth has on the morals and behavior of people while interacting within a society. 

A study of the University of California Berkeley, in the USA, showed extremely surprinsing and disturbing results. People with money are not only most likely to cheat, lie, take advantage of others and break the law, but they actually feel entitled to do so because of their privileged position. Rich people -no matter their background- tend to disregard all the external factors that enabled them to become what they are, and instead credit their own individual skills and abilities for the success they achieve, even when it is evident that they received external support. Wealthy individuals see their morals altered since they have a sudden feeling of self-achievement, they feel superior and therefore the rules don't apply -or apply differently- to them. See the report here: 


Money on the mind

These results are extremely important in relation on how society functions nowadays. This sense of entitlement that becomes part of people once they have enough resources to become self-reliant, perpetuates an economic paradigm based on structurual inequality, which is very harmful for the individual and society in general, as Richard Wilkinson has pointed out in his work. Inequality is one of the root causes of violence and social stress, since it is common to have a natural agressive response when unfairness is intrinsic in the system and is a key element for it to function. Even animals have a sense of fairness, and they react in a very hostile manner when they receive an unequal pay for equal job, which is the modus operandi of the capitalist system. See this presentation: 


In a system where the rich are given a lot of advantages over the poor and they don't even acknowledge it, social mobility will be extremely rare and aggression will become part of the every day life, since it would be a mean to obtain the necessary resources for survival. The profit motive, competition, the acquisition of property and best self-interest as the core premises of an economic system must be outgrown in order to create a true just economy and equal access to vital -and non vital- resources for everyone. 

So, the next time you hear the phrase money changes people, be aware that it might actually be true. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

La raíz de todos los males

La raíz de todos los males
de Giancarlo Melini

¿De dónde viene el mal? 

"El dinero es la raíz de todos los males", se dice popularmente, aseveración que Ayn Rand -paladín del egoísmo y el interés personal- pretendió insistentemente desmentir con el extenso discurso de Francisco D'Anconia, personaje de su novela La rebelión de Atlas. El dinero es el último paso en la evolución del intercambio de bienes, es un amplificador de lo que ya se es, es un mecanismo de distribución de recursos, es un simple medio que permite intercambiar valor por valor, dijo. Si el dinero es la raíz de todo lo malo, entonces también lo es de todo lo bueno, concluyó Rand. Aun cuando no comparto en lo más mínimo la retórica de esta afamada -o infame- filósofa, no podría estar más de acuerdo: el dinero no es la raíz de todos los males. El dinero sólo es un producto derivado de un sistema productivo ideado para intentar resolver -sin éxito- el "problema económico": los recursos son limitados y los deseos son infinitos.

Pero si no es el dinero, entonces ¿será Satán, Lucifer, Belcebú, el diablo, Satanás, el ángel caído el que siembra el mal en la Tierra? Ésta ni siquiera debería ser una hipótesis, pero dado el estado de misticismo y superstición en el que se encuentra el mundo moderno, es necesario tratar el tema. La humanidad, con sus adelantos científicos y tecnológicos, todavía se encuentra en su infancia en lo que a develar el origen del universo se refiere. Aún cuando una vastedad de preguntas han sido contestadas mediante la aplicación del método científico como herramienta para descubrir la verdad, una infinidad de interrogantes prevalecen, y más en relación al origen de las leyes naturales y funcionamiento del cosmos. Esa ignorancia abre la brecha para que el pensamiento irracional -característico de eras oscuras- se adueñe del zeitgeist y se atribuyan explicaciones sobrenaturales a fenómenos que no se comprenden. La raíz del mal es uno de ellos. Diversas ideologías dogmáticas tratan de atemorizar al hombre con demonios y espíritus que inducen al mal, pero cualquier persona que piense con una pizca de racionalidad entenderá que no hay espacio para dichas insensateces. No hay fuerza sobrenatural que cause la maldad, y punto. Elaborar en esto es para otra entrada.

Ahora, si el mal no es producto del dinero ni de lo sobrenatural, ¿lo será entonces de la "naturaleza humana"? El humano es un ser inherentemente agresivo, competitivo, intrínsecamente peligroso profesaba Freud. Los instintos humanos debían ser restringidos con normas y convencionalismos sociales, reprimidos para que el hombre no se dañe a sí mismo ni a los demás. Teoría similar sostuvo siglos antes Hobbes, indicando que el Leviatán -Estado- debía ser la herramienta de control por excelencia que mantuviera el sometimiento al orden para que la civilización perdure con equilibrio social. Sin embargo, estudios recientes en el campo de la neurociencia -ver a Sapolsky, Gilligan, Mate y Wilkinson- sugieren que el ser humano puede ser categóricamente condicionado por su entorno, y que a pesar de poseer consciencia, ésta se ve enormemente influenciada por las circunstancias que le aquejan. Son muy puntuales al indicar que, a pesar de la presencia de predisposición genética, ésta necesita ser activada por el entorno para manifestarse. La famosa "naturaleza humana" es esencialmente inexistente, el ambiente -entorno, condiciones subyacentes- es el que forma la idiosincrasia del individuo y define el comportamiento que exterioriza.

Vaya, pero si el ser humano no es malo por naturaleza, ¿qué lo hace comportarse de forma tan aberrante?

Algunos incautos señalarían de forma precipitada que es el hambre de poder, la codicia y el deseo de ser superior a quienes lo rodean lo que causa la "maldad" -lo que sea que ésta signifique-. En dicho supuesto, caeríamos entonces en un argumento circular, ya que sería válido cuestionar qué es lo que hace que el ser humano querer ser todas las anteriores.

Me atrevo a decir, sin el menor tinte de arrogancia, que la verdadera raíz de todos los males que aquejan y han aquejado a la humanidad es la falsa noción de que en el mundo no hay suficientes recursos para satisfacer las necesidades y deseos de todos. Es en base a esa idea que se han diseñado los sistemas económicos pasados, presentes y seguramente futuros, y también se han manipulado los medios de producción. El famoso materialismo histórico del que hablaba Marx: que la forma en que el ser humano produce los recursos que necesita para su subsistencia repercute crucialmente en todos los demás aspectos de su vida, es notorio. La condición de escasez que ha acompañado al ser humano -y a todas las demás especies- desde su origen es la devastadora raíz del "mal", a mi humilde parecer. Esta idea de insuficiencia material es la que llevó al biólogo inglés Herbert Spencer a acuñar la frase survival of the fittest (supervivencia del más apto) después de haber leído El origen de las especies de Charles Darwin, estableciendo básicamente que es el organismo más fuerte, más voraz, más ambicioso, que logra acumular más recursos, el que exitosamente  se procurará las condiciones necesarias para su supervivencia y la de sus descendientes. Mientras tanto, los débiles están condenados a la perdición. Darwinismo social, premisa bajo la cual se basa el sistema capitalista actual. Válgase quien pueda. 

Es la condición de eterna angustia, de incertidumbre, de privación, de desigualdad la que causa que el ser humano sea codicioso, hambriento de poder y competitivo. Son las actitudes anteriores las que conducen al ser humano a hacerse de lo que necesita para sobrevivir en un mundo donde la satisfacción de los deseos está sujeta a la supuesta -porque ya no es el caso- escasez de recursos vitales. La guerra, la violencia y la pobreza son producto de la necesidad de hacerse de recursos existentes únicamente para ciertos grupos privilegiados. Pero la guerra es obsoleta decía Buckminster Fuller. Los seres humanos contamos con la capacidad técnica para proveer acceso a las necesidades básicas a todo el mundo. Lo anterior es ilustrado con detalle en el documental Paradise or Oblivion (Paraíso o perdición) de Jacque Fresco, creador del Proyecto Venus. Los recursos de la Tierra deben administrarse técnicamente para procurar acceso abundante para todos. 

Si se quieren buenas personas, hay que procurar que se desarrollen en buenas condiciones. No es casualidad que los países en los que los recursos son más escasos y están desigualmente distribuidos, los índices de violencia y crimen sean mucho más altos. La delincuencia sólo responde a esa obvia realidad de tener que hacer lo que sea necesario para hacerse de los medios para sobrevivir en un ambiente de privación, hostilidad y escasez. La problemática es tan fácilmente solucionable, como darle a la gente lo que necesita, como dice Peter Joseph en Zeitgeist: Addendum y Zeitgeist: Moving forward. Aunque lo anterior suena sumamente utópico e inviable, es técnicamente posible si se dejara de utilizar el sistema monetario/de mercados como mecanismo de distribución de recursos. Esto haría revolcarse en su tumba a Von Mises -paladín del orden espontáneo y el mercado como panacea. El problema con el sistema de mercados es que es un mecanismo que tiene como objetivo administrar la escasez, no le interesa crear abundancia ya que ésta es contraproducente para su funcionamiento. En un mundo de recursos enteramente abundantes, los mercados y el dinero simplemente serían obsoletos. 

"El mundo provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de uno solo" dijo Gandhi. Es de vital importancia entender que las condiciones subyacentes son las que determinan el comportamiento de las personas, inclusive el aberrante. El libre albedrío es limitado al entorno, y si el entorno es hostil, es muy probable que el individuo se torne hostil para enfrentarlo. Si creamos una sociedad con acceso suficiente -o abundante- a recursos vitales y acabamos con la falsa noción de que no hay suficiente para todos, habremos acabado con la raíz de todos los males.   



domingo, 25 de agosto de 2013

El (des)incentivo de lucro

El (des)incentivo de lucro
de Giancarlo Melini

"Al ser humano se le escapa la vida persiguiendo la riqueza que, según él, le comprará tiempo libre después."

Alfie Kohn, educador estadounidense poco ortodoxo, indica en su libro “No contest: the case against competition”, cómo factores externos influyen en la motivación que tienen las personas para realizar diversas actividades, en especial su empleo. Critica duramente la popular noción de que el hombre es competitivo por naturaleza, y que la competencia lejos de ser un propulsor del progreso -según la teoría económica liberal, especialmente- se convierte en un disuasivo, disminuyendo el nivel de satisfacción que se obtiene al desempeñar distintas acciones. El tema principal de la obra de Kohn es cómo los beneficios de la cooperación superan abismalmente a los de la competencia. Pero ese no es el tema central que se pretende desarrollar aquí.

Juntamente con el factor de la competencia, incide también el lucro. Las personas primordialmente realizan actividades porque les gusta, les producen satisfacción y desarrollan un inherente deseo de mejorar sus habilidades en los campos de su agrado. Cuando el dinero se vuelve parte de la ecuación, muchas veces la actividad per sé pasa a un segundo plano y la obtención de una recompensa económica se convierte en el objetivo central. Un artista que se niega a presentarse ante una audiencia que aprecia su trabajo porque no recibirá un pago a cambio, por ejemplo.

Kohn, en una lectura, plantea un ejemplo bastante gracioso y además muy ilustrativo de como el lucro puede volverse un desincentivo en el actuar humano:

Un antropólogo y profesor universitario tenía problemas con unos jóvenes que todos los días se situaban a la salida de su cátedra para insultarlo. Después de varias semanas tratando de disuadirlos -sin éxito- el profesor tuvo una idea. Otro día, como de costumbre, los jóvenes se encontraban perturbando el orden, así que en ese momento el profesor se les acercó y les dio un dólar a cada uno, diciéndoles que si regresaban al día siguiente les daría cincuenta centavos. Y así fue. Al tercer día les dijo que por favor regresaran, que les daría veinticinco centavos si lo hacían. Los jóvenes en efecto regresaron y recibieron su recompensa. Al cabo de un par de días más, el profesor les dijo que si seguían viniendo les pagaría cinco centavos a cada uno, a lo que los jóvenes contestaron que estaba loco, que por diez centavos no valía la pena regresar y que no los esperara al día siguiente. Los sujetos abusivos no volvieron jamás. Su idea fue un éxito. Utilizó el lucro para distorsionar los valores de los jóvenes. Compró, sobornó su motivación intrínseca: algo que ellos hacían por el simple hecho de querer hacerlo -perturbar el orden e insultar- pasó a un segundo plano cuando la promesa de una retribución económica entró en la ecuación. La progresiva disminución de su pago desmotivó la continuación de la actividad principal.

El incentivo de lucro es, según la teoría económica, el motor detrás de la actividad productiva del hombre. Es la especulación de obtener una ganancia monetaria la que genera la motivación necesaria para que las personas trabajen. Como una vez dijo el afamado -o infame- economista Milton Friedman: “No es por la caridad del panadero que tengo pan en mi mesa, sino gracias a su deseo de lucrar vendiéndome pan fresco”, parafraseando a Adam Smith, el padre de la economía moderna. Por supuesto que dentro del paradigma económico actual eso es cierto, pero si lo vemos desde un punto de vista más general, fuera del contexto económico y más desde una perspectiva holística: ¿es el lucro el verdadero incentivo para hacer todas las cosas?

Ludwig von Mises, otro sobresaliente economista y partidario de la Escuela Austriaca de Economía, al estudiar la acción humana o praxeología, indica que el ser humano siempre actúa en función especulativa de pasar de un estado de menor satisfacción a un estado de mayor satisfacción. Lo anterior se complementa con el concepto de ex ante y ex post introducido por el economista sueco Gunnar Myrdal en su trabajo sobre teoría monetaria. El hombre siempre está buscando pasar a un estado mejor, desde su apreciación subjetiva por supuesto. La cultura consumista moderna nos ha bombardeado con la idea de que la acumulación de riqueza es el estado de mayor satisfacción al que todos podemos aspirar, y es por ello que el lucro es una piedra angular en el funcionamiento de la pseudoeconomía moderna. 

Como he hecho referencia en otras entradas, esta noción actual está siendo constante y exitosamente refutada por antropólogos modernos, como es el caso del jurista Daniel Pink en su obra “Drive: the surprising truth behind what motivates us”. La persecusión del dinero empieza a dejar de ser vista como un impulsor para convertirse en un detractor del progreso humano, desde el punto de vista de la motivación. Si inventores, científicos, y en general cualquiera que intervenga en el proceso de innovación de la humanidad, dejara de aportar en el momento en que no encuentre una retribución económica, la civilización como la conocemos colapsaría. Se necesitaría una urgente implementación de una nueva escala de valores.

Esto sería sumamente lamentable. Diversos estudios indican que el ser humano sólo necesita suficiente riqueza como para satisfacer sus necesidades, cualquier excedente no incide significativamente en la obtención de la felicidad. Como señala Pink, es necesario pagarle a las personas lo suficiente como para que no se preocupen por su estado financiero, pero no tanto como para que la retribución se convierta en el objetivo central de su actuar.

En conclusión: no es dinero lo que necesita el ser humano, sino tiempo para hacer las actividades que le gustan, tiempo para convivir con sus seres queridos, tiempo para ser feliz, como puntualmente señalo alguna vez el carismático presidente de la República Oriental del Uruguay, José 'Pepe' Mujica.

lunes, 19 de agosto de 2013

El (obsoleto) sistema de patentes

El (virtualmente obsoleto) sistema de patentes
de Giancarlo Melini


“Si pude ver más allá que otros hombres, es porque me subí a hombros de gigantes” - Isaac Newton, pero atribuida originalmente a Bernard de Chartres


El recurso más valioso que tiene toda sociedad es la sabiduría de sus habitantes, y la posibilidad de que ésta se traduzca en ingenio práctico susceptible de ser aprovechado para mejorar la calidad de vida de todos. Para que esa sabiduría sea aprovechada para producir abundancia material, es importante determinar cuál es la verdad detrás de la motivación creadora, y qué lleva al ser humano a inventar algo que eventualmente facilite su vida y la de los demás. 

Desde la primera revolución industrial, a finales del siglo XVIII en Inglaterra, se vislumbraba la idea de que el incentivo económico era el motor de la innovación. Esta noción se reafirmó un siglo después en la segunda revolución industrial, estructurando en los Estados Unidos de América el sistema de registro de patentes moderno, que es el que se utiliza en la actualidad en al mayoría de naciones desarrolladas y subdesarrolladas, con ciertas adaptaciones locales. 

Previo a desarrollar el tema, es pertinente definir la patente de invención. En primer lugar, una invención es toda creación humana que permita transformar la materia o la energía que existe en la naturaleza, para su aprovechamiento por el hombre y satisfacer sus necesidades concretas. Según legislación internacional vigente, son patentables las invenciones que sean nuevas (requisito de novedad), resultado de una actividad inventiva (nivel inventivo) y susceptible de aplicación industrial. También son patentables las invenciones que tienen aplicaciones personales. Además, se puede decir que es todo derecho reservado de la persona misma, si se le da acreditación a lo que ha creado, equivalente a derechos morales en Derecho de Autor.

Una invención difiere de una patente de invención. El término patente proviene del latín patens, que significa "estar abierto o al descubierto". Entonces, la patente es un conjunto de derechos exclusivos concedidos por el Estado al inventor de un nuevo producto, que se le da con la "condición" de que se divulgue el conocimiento y que después de un término pueda ser utilizado y aprovechado por toda la humanidad. Una característica esencial de la patentes es su susceptibilidad de ser explotada industrialmente por un período limitado, a cambio -obviamente- de la divulgación de la invención. 

Los derechos exclusivos otorgados por el Estado al creador tienen como objetivo primario garantizar una retribución económica, derivada del producto de su ingenio por así decirlo, para así fomentar la innovación. La temporalidad de estos derechos es necesaria para el progreso de la tecnología, ya que, una vez se recupera la inversión inicial, la población debe tener acceso sin restricciones a dicho conocimiento, y así producir conocimiento nuevo y derivado. Actualmente, según los acuerdos ADPIC, el tiempo de vigencia de una patente es de 20 años sin posibilidad de renovación. Transcurrido este plazo, la invención pasa a ser de dominio púbico y es propensa de aprovechamiento económico por todo aquel que tenga la capacidad de hacerlo, rompiendo así con el monopolio artificial y facilitando el acceso público al producto.

En esencia, una patente es una protección sobre una idea, una restricción sobre el conocimiento en pro del lucro. Es por ello que el titular de una patente es quien dispone cuándo, cómo, dónde y quién puede utilizar el conocimiento que protegió artificialmente con el amparo de la legislación. Salvo casos excepcionales, como las licencias compulsorias, la patente es un monopolio privado y cuasi absoluto sobre el conocimiento, sobre la información, sobre las ideas. 

Pero, ¿qué hace virtualmente obsoleto este intrincado sistema de derechos artificiales? Los apologistas del sistema de patentes moderno sostienen que éste trae múltiples ventajas, y se fundamentan en el omnipresente incentivo de lucro. La patente motiva la creatividad del creador, ya que -en teoría- se tiene la seguridad de que su actividad inventiva generará lucro durante todo el tiempo que esté protegida -20 años. Al ser el único que podrá explotarla económicamente, se obtiene una mayor posibilidad de rentabilidad, recuperando así la inversión inicial, y creando capital para procurar próximas innovaciones. Si la invención tiene éxito comercial y el propio productor no se puede dar abasto para suplir la demanda, la ley da la posibilidad de que éste pueda compartir su monopolio otorgando licencias voluntarias a otros fabricantes, a cambio de regalías. El ingreso económico sigue garantizado. Teniendo la tutela del Estado, el sistema de patentes castiga fuertemente a quien comercialice una invención sin el consentimiento del titular de la patente, lo cual convierte en delito el conceder un acceso alternativo -posiblemente más barato- al producto. Sin esta estricta protección -alegan- no existiría seguridad jurídica que garantice el retorno de la inversión de los inventores, y por lo tanto la actividad económica en general se vería mermada.

Los detractores del sistema de patentes argumentan que éste trae múltiples desventajas. En primer lugar, dificulta la libre difusión de las innovaciones, frenando el desarrollo tecnológico derivado. El conocimiento es universal y está difuso, por lo que no es conveniente restringir artificialmente su circulación. Todo ser humano ha tenido acceso a conocimiento creado por otros, y basándose en él crean conocimiento nuevo, por lo que el sistema de patentes -en ese paradigma- se vuelve un obstáculo para la innovación al limitar el uso del conocimiento ya existente. Se podría decir que es injusto que unos puedan aprovecharse del conocimiento de otros, pero después negar a otros que se aprovechen del propio. En segundo lugar, existe un argumento en pro de la autorregulación de los mercados, debido a que el otorgamiento de patentes como derechos exclusivos supone obstáculos monopolistas a la libre competencia, es una intervención directa y artificial del Estado en la economía, lo que ocasiona que el mercado funcione deficientemente. Otra desventaja, desde el punto de vista del fenómeno de la globalización, es el hecho de que las patentes dificultan el acceso a la tecnología y a la innovación a los países empobrecidos, es decir, a la población más vulnerable del planeta. La transferencia de tecnología es limitada ya que sin la existencia de sistemas de patentes firmes, los que tienen el conocimiento no tienen incentivo para compartirlo. Finalmente, afirman que ese monopolio artificial concedido por la autoridad pública desincentiva la futura investigación y mejora del producto, ya que al establecer un período de utilización exclusiva de una tecnología, no se tiene la amenaza de competir contra otros en el mercado, y se puede sacar un provecho abusivo de la necesidad que tiene el público sobre el producto, como es el caso de las medicinas.

Una vez identificadas las supuestas ventajas y desventajas del actual sistema de patentes, lo que es necesario aclarar es que estas protecciones artificiales únicamente son relevantes dentro del actual sistema socioeconómico, que se basa en el intercambio de dinero por bienes y servicios dentro del mercado. Este paradigma tiene como base la escasez. Son los bienes escasos los que deben asignarse según el intercambio voluntario. Derivado de lo anterior, se da un problema técnico: la tecnología, actualmente, permite un intercambio tan masivo de información que ésta se ha vuelto demasiado abundante, al punto de que cobrar por ella es extremadamente difícil, y por qué no, obsoleto. Esta es una tendencia que se está dando paulatinamente con los bienes materiales. Aun cuando la tecnología que permite la fácil reproducción de bienes físicos sólo está en sus inicios y técnicamente aún es difícil de lograr, diversos especialistas predicen que esta será la forma en que se manufacturará en el futuro, dejando atrás la era industrial.

Nuevas tecnologías como la nano-ciencia y la impresión 3D prometen transformar completamente la forma en que los humanos actualmente producen, administran y distribuyen sus recursos. Ya es posible imprimir una enorme cantidad de bienes en impresión 3D, y la mayoría de los diseños son gratuitos y Open Source o código abierto, por lo que el acceso a los mismos es fácil. Un japonés puede diseñar una llave de cangrejo y subir sus planos a internet, en donde un italiano los puede bajar, mejorarlos y enviárselos a un guatemalteco, quien puede imprimir dicha herramienta en cuestión de horas -o minutos. Un proceso que antes requería de una enorme cantidad de recursos y de logística -fábricas, trabajadores, transporte, administración de empresas, estados financieros, horas hombre de trabajo, etc.- eventualmente sería obsoleto. Diversos científicos ya están trabajando en la nano impresión 3D, que permitirá imprimir ropa, muebles, bicicletas, armas, adornos, repuestos de vehículos, objetos personales, y según algunos, incluso comida, edificios, medicinas y órganos humanos. ¿Qué función tendrá el sistema de patentes en tales condiciones? Solo una restrictiva por supuesto. 

Revolución de la impresión 3D

Esto abre la interrogante de cómo puede un Estado controlar tal flujo de información en internet. Las únicas formas de hacerlo sería monitoreando absolutamente todo lo que los usuarios hacen en internet, o en el peor de los casos, restringir totalmente el acceso al mismo. Eso definitivamente ya no es factible. La verdad es que la única vía que tiene un gobierno para tutelar efectivamente los derechos de patentes en este paradigma de innovación tecnológica, es convirtiéndose en autoritario y represivo, y dejando la libertad de los habitantes en segundo plano. 

Asimismo, el intercambio de conocimiento no es igual que el intercambio de bienes materiales. Si alguien se apropia de un bien ajeno, el dueño original deja de tener acceso al mismo. Por otro lado, si alguien utiliza el conocimiento o idea producida por alguien más, no le está quitando el acceso, ya que el dueño original todavía puede usarlo. Ambas personas son poseedoras del conocimiento, caso contrario a lo que sucede con un bien físico. Un ejemplo puede ser el siguiente: si se intercambia una moneda por otra moneda, ambos tienen una sola moneda; pero si se intercambia una idea por otra idea, ambos tienen dos ideas. El conocimiento puede reproducirse hasta la infinidad, y el mayor acceso de unos no significa restricción para otros. 

Copiar no es lo mismo que robar

Posiblemente el incentivo de lucro tendrá que dejar de ser la base de la innovación, ya que en una época en la que compartir información y bienes materiales se puede hacer fácil y abundantemente, las restricciones económicas y legales a este intercambio pueden resultar en un fuerte obstáculo para que se siga produciendo conocimiento e innovación. En la actualidad, se produce una enorme cantidad de material independiente, que no está protegido bajo el tradicional sistema de patentes, y contrario a la creencia preestablecida, la gente no ha dejado de innovar o de ser creativa, al contrario, se produce más ahora que nunca. La gente produce porque quiere, porque le gusta, porque le da placer, porque quiere ayudar a los demás, no porque quiere una retribución económica. Diversos estudios psicológicos han determinado que el espíritu innovador del ser humano no deriva de su deseo de lucrar, sino de la curiosidad, de su hambre de entender lo que aún no conoce y de crear cosas nuevas. Ese deberá ser el incentivo de la innovación en el futuro, ya que la tecnología hará que cada vez sea más difícil lucrar de las invenciones por su extremadamente fácil reproducción. 

La verdad detrás de lo que realmente nos motiva

Es indispensable que la humanidad reajuste su escala de valores para que estén acorde con los adelantos de la ciencia moderna. El incentivo de lucro, motor de la innovación en la revolución industrial, será cuestión del pasado y la estimulación de todo ser humano para innovar será enriquecerse con conocimiento y facilitar la vida de los demás, bajo el entendido de que otras personas buscarán lo mismo. La cooperación, en lugar de la competencia, continuará facilitando el intercambio masivo de información y de bienes, cada vez a un costo menor -eventualmente gratis- y aumentando el acceso al público. Lo anterior se traducirá en bienestar, abundancia y felicidad para todos.

Recomendación: Mini documental "Everything is a Remix".