lunes, 15 de abril de 2013

El manifiesto del Acceso Abierto


El manifiesto del Acceso Abierto
de Aaron Swartz.
Traducción al español: Giancarlo Melini

La información es poder. Pero como todo poder, siempre existen aquellos que lo quieren todo para sí mismos. Toda la herencia científica y cultural del mundo está siendo digitalizada y restringida por un puñado de corporaciones privadas. ¿Quiere leer los estudios que contienen célebres resultados en el área científica? Necesitará enviar enormes cantidades de dinero a editores como Reed Elsevier.  

Existen aquellos que luchan por cambiar esto. El Movimiento del Acceso Abierto ha luchado valientemente para asegurar que los científicos no cedan sus derechos de autor y en su lugar facilitar que su trabajo sea publicado en la Internet, bajo términos que permitan que cualquiera tenga acceso a su trabajo. Pero incluso bajo los mejores escenarios, su publicación sólo aplicará a trabajos realizados en el futuro. Todo lo realizado hasta ahora se perdería.

Ese es un precio muy alto para pagar. ¿Forzar a los académicos a pagar dinero para leer el trabajo de sus colegas? ¿Scannear librerías enteras pero solo permitir el acceso a la gente de Google? ¿Proveer artículos científicos a aquellos que forman parte de las universidades de élite en el primer mundo, pero no a los niños en el mundo en desarrollo? Eso es indignante e inaceptable.

“Estoy de acuerdo” dirán muchos, “¿Pero qué podemos hacer? Las compañías tienen control sobre los derechos de autor, ellos hacen enormes cantidades de dinero cobrando por el acceso, y es perfectamente legal, no hay nada que podamos hacer para detenerlos.” Pero sí hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: luchar.  

A aquellos con acceso a estos recursos -estudiantes, libreros, científicos-, se les ha dado un enorme privilegio. Ustedes tienen la oportunidad de alimentarse de este banquete de conocimiento mientras el resto del mundo está excluido. Pero ustedes no necesitan -y desde luego, moralmente no pueden- conservar este privilegio sólo para ustedes. Tienen el deber de compartirlo con el mundo. Y las herramientas que pueden utilizar para hacerlo son: contraseñas de intercambio de archivos con colegas, solicitudes de descarga de archivos con amigos, etc.

Mientras tanto, aquellos que han sido excluidos no se mantienen de brazos cruzados. Ellos se han escabullido por agujeros y saltado cercas, liberando la información restringida por los editores y repartiéndola con sus amigos.   

Pero toda esta acción cae en la oscuridad, escondida bajo la tierra. Se le llama piratería, como si compartir la riqueza del conocimiento fuera moralmente equiparable a asaltar un barco y asesinar a su tripulación. Pero compartir no es inmoral -es un imperativo moral-. Solo aquellos cegados por la codicia se rehusarían a dejar que un amigo haga una copia.   

Las grandes corporaciones, por supuesto que están cegadas por la codicia. Las leyes bajo las cuales operan lo requieren -sus accionistas no se conformarían con nada menos que eso-. Y los políticos han sido sobornados por ellos, decretando leyes que les dan el poder exclusivo de decidir quién puede hacer copias.

No hay justicia derivada de leyes injustas. Es tiempo de salir a la luz y, en la gran tradición de la desobediencia civil, declarar una oposición a este robo privado de la cultura pública.

Necesitamos extraer información, de donde sea que esté almacenada, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Necesitamos tomar obras que están fuera del ámbito de protección de los derechos de autor y adherirla al archivo. Necesitamos comprar bases de datos secretas y colocarlas en la Internet. Necesitamos bajar diarios científicos y subirlos a redes de distribución de documentos. Necesitamos luchar para la Guerrilla del Acceso Abierto.

Con un número suficiente de nosotros, alrededor del mundo, no sólo mandaremos un fuerte mensaje oponiéndonos a la privatización del conocimiento, sino que haremos que eso sea cosa del pasado. ¿Te unirás a nosotros?

Aaron Swartz

Julio de 2008, Eremo, Italia.

Aaron Swartz era un joven informático que participó activamente en la programación de Reddit.com, un sitio que permite la  libre distribución de información. Además fue uno de los principales promotores del movimiento Creative Commons Se suicidó a la edad de 26 años después de una larga persecución por parte del gobierno de los Estados Unidos. Podía recibir una condena de hasta 50 años de prisión por haber hackeado una base de datos y publicado cientos de documentos científicos. La entidad titular de los derechos sobre dichos documentos no presentó cargos, pero el gobierno de EEUU lo persiguió de oficio para hacer un ejemplo de él.   

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