lunes, 22 de octubre de 2012

Economía de la Degradación


Economía de la Degradación
de Giancarlo Melini

Desigualdad económica, disminución de los recursos globales, degradación ambiental, pérdida de la biodiversidad, etc. La lista de problemas sociales globales es extensa, y aún cuando hay tanto corporaciones como individuos exacerbando estos síntomas, debería ser entendido que ninguno de ellos es la raíz o causa.

Aún cuando podemos identificar ejemplos de estos problemas/síntomas, es mucho menos entendido que es nuestra economía misma la que está causando y reforzando estos problemas.

Lo primero que deberíamos observar con detenimiento es el término economía, que en sentido estricto significa manejo ahorrativo; frugalidad en el gasto o consumo de dinero, materiales, etc.; evitar el desperdicio y despilfarro. Su origen etimológico se deriva del vocablo griego “oikonomos”, administración de la casa, de oikos: “casa” + nomos: “administración”.

Cuando se entiende el origen la palabra economía y su definición se pude observar que “economía” actualmente es de hecho todo lo contrario, y nuestro actual sistema podría ser mejor considerado como anti-economía. La realidad de nuestro actual paradigma económico es de consumo en aras del consumo para sostener el crecimiento continuo e ilimitado, lo cual se demuestra cuando una “recuperación” económica global es un retorno al crecimiento:

“Estos son pasos importantes hacia el último objetivo: estabilidad duradera y crecimiento, estabilidad compartida y crecimiento. Alcanzar ese objetivo requerirá acción coordinada para romper las cadenas principales de esta crisis: soberanías débiles, bancos débiles y crecimiento débil.”- Christine Legarde, Directora del Fondo Monetario Internacional (el subrayado es nuestro).

La sangre vital del sistema socioeconómico es el dinero, y la principal medida de éxito en todos los confines de este orden social es el lucro, sin importar cómo se genere ese lucro o cual es su costo ambiental/social. Si hay ganancias por hacer, los aspectos ambientales o humanos son marginalizados, si es que son  de alguna manera considerados.

Por ejemplo, la compañía de agroquímicos transnacional Monsanto fue rankeada en el lugar 234 de la lista Fortune de 2011, generando ganancias superiores a los US$ 1.1 millardos (US$1,100,000,000) en 2010, lo anterior sin importar todos los signos de advertencia de las pruebas concretas acerca del daño que causa al suelo el uso de su producto insignia, el herbicida RoundUp, el cual también contamina el agua subterránea con químicos cancerígenos llamados glifosatos, los cuales aún en dosis bajas matan las células de los riñones humanos.

Otra compañia de agroquímicos, Dow Chemical, se embolsó más de US$ 2.3 millardos (US$2,300,000,000) en ganancias en 2010 y se rehúsa a sumos otros US$ 480 millones en compensación a lo pagado en 1989 por el desastre de Bophal, uno de las peores catástrofes industriales en la historia. En 2001, Union Carbide la responsable del desastre, fue comprada por Dow Chemical, que ha hecho poco por mejorar la situación de la zona de desastre. Según estimados,  500,000 personas todavía sufren de enfermedades desarrolladas después de la tragedia, incluyendo cáncer, ceguera y varios defectos de congénitos. La corporación Union Carbide es una subsidiaria completamente propiedad de la compañía Dow Chemical, y estando el caso criminal contra Union Carbide  lejos de resolverse, Dow Chemical tiene la opinión de que no existe ninguna responsabilidad de limpiar las instalaciones de Union Carbide, ya que “La planta de Bophal nunca fue propiedad ni fue operada por Dow Chemical y tampoco heredó las responsabilidades de la corporación Union Carbide.”. Parece ser que se puede comprar un desastre y después desligarse de él, dejándolo como si fuera el problema de alguien más limpiarlo.

Otro nefasto síntoma de la antieconomía que aqueja al medio ambiente es la devastación forestal. Se están perdiendo selvas a un ritmo de 36 campos de fútbol por minuto. La industria ganadera ha sido la principal promotora de la deforestación en la cuenca del Amazonas desde los 1960’s. En Latinoamérica el 65% de la deforestación ha sido a causa de la ganadería. Entre 1990 y 2000, 80% de la deforestación de Sudamérica fue el resultado de despejar áreas verdes para agricultura y ganadería a gran escala, y al mismo tiempo también fueron responsables del 15% en Centroamérica.

Los ganaderos y la industria agrícola tienen una fuerte influencia en Brasil, especialmente a nivel estatal. La mayoría de los políticos más influyentes del país están ligados a esas industrias, lo que se traduce en el debilitamiento de las leyes que protegen el Amazonas de la deforestación, gracias al lobbying que se da en el congreso federal.

Y por si fuera poco, se aúna al ambiental un altísimo costo social. Las compañías privadas de prisión están generando enormes ganancias; los Estados Unidos tienen el índice de encarcelamiento más alto del mundo con casi el 3% de la población -casi 8 millones de personas- que está bajo alguna forma de supervisión o restricción. Ésto, sin embargo, no es solamente un modelo de negocios exitoso en los EEUU, ya que compañías como GEO Group proveen servicios privados de prisión a EEUU, Australia, Sudáfrica y Gran Bretaña. En el año 2011 el lucro total de GEO Group fue de US$1.6 millardos (US$1,600,000,000), siendo el encarcelamiento un negocio tan lucrativo que es muy poco probable que las causas sociales del comportamiento criminal sean seriamente atendidas por cualquier gobierno. no sería una sensata decisión de negocios reducir la criminalidad. Desde este paradigma, reducir la criminalidad simplemente no sería una sensata estrategia de negocios. 

Mientras es sencillo encontrar ejemplos de cualquier tipo de comportamiento aberrante de las corporaciones y los políticos, las soluciones son mucho más complicadas de lo que muchos pueden comprender. No es una simple cuestión de desmantelar las corporaciones dañinas o remover a los políticos corruptos, ya que mientras el sistema económico recompense este tipo de conductas, nuevas compañías y nuevos políticos emergerán de la noche a la mañana para llenar el espacio dejado y continuar con esta misma disposición. No hay cabida para sentimentalismos ni moralidades, hay que hacer lo que funciona, y pragmáticamente degradar a la sociedad y al ambiente resulta ser un negocio bastante lucrativo y recompensado por el paradigma económico-social.

Si cortar acres y acres de árboles es lucrativo, entonces en un sistema económico que promueve el lucro ¿Qué se espera que suceda? En ningún lugar del actual sistema económico hay un espacio que permita el lucro mediante la protección, el cuidado y la salud del medio ambiente, siendo éste el que nos permite vivir en este planeta. Evidentemente los mercados no son infinitamente creativos. Además, si el modus operandi de la maquinaria industrial y comercial es el incentivo  de lucro, no se le dará nunca importancia a las consecuencias de degradar ese medio ambiente a menos que alguien idee una forma de ganar dinero haciendo lo contrario.

Es evidente entonces que la gran cantidad de conductas aberrantes que aquejan a nuestra actual sociedad nunca dejarán de existir mientras el sistema permita recompensarse o lucrar de ellas. Por otro lado, los problemas sociales jamás se resolverán si el paradigma social/económico tampoco permite lucrar de ellos. ¿Por qué que hay tantas personas muriendo de hambre, sin hogar, vestimenta y educación? Nadie ha encontrado todavía la forma de lucrar resolviendo dichos problemas. En el momento que alguien se ingenie un mecanismo para obtener ganancias de alimentar a los pobres y de darles casa a los indigentes, ese problema social desaparecerá. Es extremadamente triste pensar que la sociedad actual sólo actúa en función del dinero y el lucro ¿tan mundana y superficial se ha vuelto la humanidad?

Desafortunadamente es probable que sólo un precipicio social nos haga generar la clase de comunidad global que se preocuparía por entender lo que es necesario investigar para determinar los elementos fundamentales de nuestra actual economía, lo que facilitaría los cambios estructurales para asegurarnos un futuro sostenible como especie. Una posible solución a esta intrincada problemática -que en efecto existe- se abordará en otra ocasión.

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